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El Marco del Apocalipsis

Es probable que la tradición común en la iglesia de que el libro se escribió hacia el fin del primer siglo sea la correcta. Entonces el emperador Domiciano estaba comenzando su persecución a la iglesia. Es improbable que haya estado en acción por un largo tiempo, porque el número de martirios aún habría sido poco (2:13). Pero el hecho de que Juan hubie ra sido exiliado a una isla penal refleja el comienzo de una oposición activa a la iglesia cristiana por parte de las autoridades. Domiciano era más insistente que sus predecesores en la presión de sus exigencias a su carácter divino; su título favorito era Dominus et Deus noster (“Nuestro Señor y Dios”). En ninguna parte del Imperio había un apoyo más entusiasta de tal adulación del emperador que entre los sacerdotes de los santuarios dedicados a su adoración en el Asia romana. Pero ningún cristiano que reconociera a Jesús como Señor y Dios podía asentir a tal reconocimiento del emperador. En esa situación, a Juan se le permitió ver cuáles eran los principios en acción y su resultado en un anticristo que habría de declarar la guerra contra el único grupo del mundo que podría resistirle hasta la muerte. Sin embargo, el fin habría de ser la victoria del Cristo de Dios sobre aquella imitación de Satanás, y el reino de este mundo llegando a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo (11:15). Es en este marco que debe captarse el significado y el mensaje de los símbolos y las visiones parabólicas.